Los pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos son tóxicos. Una manipulación descuidada de ellos puede provocar la contaminación del medio ambiente, contaminar arroyos y estanques y hacer inseguros los pozos y los suministros públicos de agua potable. Estos químicos también son tóxicos para los niños y los animales. Ayude a mantener el agua limpia cambiando a fertilizantes orgánicos siempre que sea posible; Los compuestos orgánicos se descomponen rápida y naturalmente y representan una amenaza mucho menor para el suministro de agua. Las enmiendas naturales del suelo, como el estiércol, también suponen un riesgo. Para todas las aplicaciones en césped, plantas y suelo, siga las regulaciones locales y las instrucciones del fabricante. Utilice siempre la cantidad mínima solicitada. Compre solo lo que necesita para evitar agregar productos químicos de desecho al medio ambiente. Los fertilizantes estimulan la producción de floraciones de algas en los embalses que degradan rápidamente la calidad del agua. Incluso es posible que no se pueda confiar en que las instalaciones modernas de tratamiento de agua eliminen todos los productos químicos tóxicos. Los fertilizantes, especialmente los sintéticos, se encuentran cada vez más en el suministro de agua del país debido a su aplicación excesiva, mal uso y eliminación inadecuada. Las regulaciones sanitarias estatales exigen que cualquier estructura donde se alojen animales o se acumule estiércol no pueda ubicarse dentro de una distancia específica de un depósito de suministro de agua potable o dentro de una distancia específica de sus arroyos o cursos de agua afluentes. Dichas estructuras deben construirse de manera que se impida que el estiércol y otros materiales contaminantes entren o sean arrastrados a los cursos de agua tributarios.